YERMA ES HOMBRE (Acerca de Actos impuros, de Ángelo Néstore, XXXII Premio de Poesía Hiperión)

Si Lorca hubiera nacido en el siglo XXI probablemente su personaje de Yerma (prototipo de la mujer estéril y metáfora de la inutilidad de la vida humana) hubiera sido radicalmente otro. Y tal vez se hubiera parecido al personaje poético que nos habla desde los 23 poemas que componen Actos impuros, el incómodo y desazonador poemario de Ángelo Néstore que ha recibido recientemente el XXXII Premio de Poesía Hiperión (y quizás sea este uno de los valores fundamentales del libro, el hecho de que el poeta haya instalado su poética en el desgarro y la ambigüedad antes que en las cómodas certezas). El poeta Ángelo Néstore, nacido en Italia (Lecce, 1986), es profesor en el Departamento de Traducción e Interpretación de la UMA, ha publicado este mismo año su primer libro de poemas (Adán o nada, Bandaàparte Editores) y pertenece a esa nueva generación de artistas (siempre tan necesarios) que son a la vez dinamizadores culturales: dirige junto a Violeta Niebla el Festival Internacional de Poesía de Málaga, Irreconciliables; y codirige además la heterodoxa editorial “La Señorita Dalloway”.

Sin embargo, a pesar de su filiación con el conocido drama lorquiano, estos irónicos (y también dolorosos) Actos impuros dan la vuelta desde el principio al drama de la esterilidad femenina al convertir al personaje protagonista en un “hombre que quiere ser madre” (una subversión del orden que aparece ya en las primera citas recogidas en el texto: “Quisiera morir cabeza abajo porque yo soy un invertido”, de Nichi Vendola (inversión que queda subrayada por la especial disposición tipográfica del texto); o “Soy un monstruo”, de Erika Martínez (no hay que olvidar que la tesis del poeta versó sobre la Traducción del Cómic y Teoría Queer). 

El tono del libro, a mitad de camino entre la gravedad expresiva y la provocación irreverente, queda también de manifiesto desde el primer poema, de título irónicamente metafísico: “E io chi sono?”: “Por la mañana abandono mi sexo (…) El agua fría me trae a mi cuerpo, / escondo el pene entre las piernas. // Mamá, ¿a quién me parezco?”  

Y es que el drama surge de la imposibilidad absoluta de que la voz poética vea cumplido su mayor deseo: ser madre de una niña (el personaje masculino que nos habla desde los poemas no quiere ser padre ni tener un hijo varón), y también de la certidumbre de que ese deseo es en sí mismo una forma de locura: “Si mi madre supiera que su hijo quiere ser madre / cogería el primer vuelo para España”. 

Las cuatro partes en que se divide el poemario (I. El cuerpo casi, II. Los pelícanos mueren de hambre, III. Hija imaginada, y IV. Cantos a una cuna vacía) funcionan así como los tres actos de un drama cuyo final todos conocemos. La presentación del personaje protagonista, la expresión de su deseo de ser madre, y el choque final con la realidad, se trenzan en irónicas y dolorosas reflexiones que a su vez terminan mezclándose con directas y contundentes aseveraciones: “Usted no puede dar a luz. / Ahora. Ni nunca. Hágase a la idea. (…) Se llora por los muertos no por los que no han nacido. / No tiene usted motivos para estar triste”, se asegura en los versos iniciales del poema “El prospecto”.

Aunque, detrás de ese loco y aparentemente  frívolo deseo (subrayado por un lenguaje que juega con tensar el habla cotidiana), se esconde la íntima desolación de un personaje que no quiere resignarse a su destino y que saca fuerzas para dirigirse a esa niña que nunca nacerá: “Pero cada vez que vuelvo a casa y te imagino / y te intuyo / hay un geranio en mi ventana / que se dobla, que me pide agua, / que me recuerda demasiado a la aridez / de dos hombres que se quieren”.

En fin, un poemario inquietante y perturbador que sabe jugar bien con la ironía, la provocación y las secretas complicidades (ahí quedan las citas intertextuales de la mejor poesía joven, Erika Martínez, Luisa Castro o María Eloy-García).

Antonio Aguilar. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, Doctor en Filología Hispánica y Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Málaga. Dramaturgo y poeta... nos acerca a los actos impuros e infecundos en los poemas de Angelo Nestore.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Es fantástico, Víctor. De no dejar de leer (y meditar, y saborear, y amar...) estos poemas

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