La lectura de la semana: Don Juan Tenorio


A pesar de Halloween, cada noviembre, puntualmente, el teatro español se reencuentra con Don Juan Tenorio de Zorrilla, cumbre del romanticismo escénico español y, junto a Don Quijote, uno de los dos grandes símbolos aportados por la literatura española a la cultura universal.

Diseño de una escenografía de Don Juan
Escena de Don Juan
Sevilla, 1545. Noche de Carnaval. Don Juan Tenorio regresa a su tierra natal tras un año ausente perpetrando fechorías y canalladas a su paso, para ganar la apuesta que doce meses atrás hiciera con Don Luis Mejía: quién de ambos sabría obrar peor, con mejor fortuna”.  Ya desde el primer acto, Don Juan se revela como un ser cínico, altanero, libertino, frívolo, descreído, desapegado de todo afecto humano o divino, que no duda en  aceptar la apuesta de seducir a una novicia y, en un alarde de desprecio absoluto por la condición femenina y por la lealtad entre caballeros, incluir en su lista de engañadas a Doña Ana de Pantoja, quien al día siguiente contraerá matrimonio con Don Luis. El primer acto concluye con el enfrentamiento entre Don Juan y el Comendador Don Gonzalo y Don Diego, padres, respectivamente, de Doña Inés, la novicia apostada, y del propio Don Juan.

Don Juan, quién lo dudaría, acomete con éxito ambas empresas, aunque no llega a consumar la seducción de la novicia (sí el rapto), pues nunca imaginó sucumbir ante la inocencia de Doña Inés, de la que queda sinceramente enamorado y en quien ve un instrumento divino para su salvación. Don Juan se humilla e implora al Comendador su mano, pero la provocación y el desprecio de Don Gonzalo y la presencia de un burlado Don Luis, precipitarán una tragedia que dará con Don Juan en el exilio durante cinco años.

La segunda parte del Tenorio, que se inicia con el regreso de Don Juan, es más sombría y misteriosa, fiel al gusto romántico, y transcurre, en una atmósfera fantasmal, en el panteón familiar de los Tenorio y en la casa de Don Juan, adonde acude a cenar un convidado excepcional: el espectro de Don Gonzalo. El final del Tenorio, pone de manifiesto su carácter de drama religioso y contrapone la eterna pugna entre el bien y el mal, la condena o la salvación, el arrepentimiento, el ansia de eternidad y la redención a través del amor.

Don Juan en Jábega

Existe un consenso casi unánime en atribuir la paternidad de Don Juan a Tirso de Molina y su obra “El burlador de Sevilla y convidado de piedra” (ca. 1630), si bien hay una corriente que considera a Andrés de Claramonte y su “Tan largo me lo fiáis”, precedente de aquél. Sea quien fuere su creador, éste es el origen de un mito que comienza a extenderse por toda Europa e inspira a autores como Moliére, Lord Byron, Merimée, Goldoni, Pushkin, Bertold Brecht, Lorenzo Da Ponte (autor del libreto del Don Giovanni de Mozart), Espronceda, Azorín, o Torrente Ballester.


Curiosidades:
Hasta bien entrados el siglo XVIII, el vocablo fantasma era femenino.
El personaje Don Juan da lugar al sustantivo donjuán  (DRAE: seductor de mujeres).

Juana Doncel Jiménez, Sección de Adquisiciones, Información y Referencia y Préstamo Interbibliotecario

Comentarios

  1. A pesar de ser una obra muy conocida, leer la reseña ha hecho que me entren ganas de volver a recrearme con ella.

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  2. Muy buena reseña, realmente dan ganas de releer la obra y de volver a disfrutar de la representación teatral. Beber de los clásicos y valorar las propias raices literarias y culturales nos ayudará a poner en su sitio festejos foráneos, como "Halloween", impuestos por la publicidad y acogidos con entusiasmo por niños y jóvenes. Si esas raices han dado frutos como Don Juan Tenorio, dedicarle una entrada en "Un mar de lecturas" es todo un acierto.
    Felicidades por el blog!

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  3. gran riesgo ésto de apostar por obras tan recientes y modernas, alabo tu valentía, ¡adelante! ;o)

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  4. ¡Gracias por vuestros comentarios! Verdaderamente, la diversidad de opiniones enriquece.

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