Olvidado Rey Gudú. La saga fantástica de Ana María Matute.

Olvidado Rey Gudú es una de las grandes obras que nos ha dejado nuestra admirada Ana Mª Matute. Una novela intensa que no deja a nadie indiferente. O la tomas o la dejas. Si no te engancha su historia en un primer momento, probablemente desistas (quizá no sea el momento). Si te atrapa, devorarás con avidez sus páginas, presurosa de descubrir todos los detalles y entresijos de una historia, capaz de mantenerte expectante hasta sus últimas líneas.

Aunque por sus características se trata como mencionaba anteriormente de una novela, personalmente me gusta referirme a ella como a un cuento. Uno grande, con mayúsculas. Es un regalo para los que nos gusta servirnos de la fantasía no ya como un último vestigio de nuestra infancia o juventud, sino como otra dimensión de ver o interpretar la vida. Me gusta pensar que los cuentos son como la vida en verso, una forma amable de representarla.

Matute me ha llevado de viaje por las tierras que forman y conquista el Reino de Olar. Nuestra autora, sirviéndose de sus personajes (me descubro ante tamaño despliegue de imaginación) nos invita a observar un análisis personal sobre el comportamiento humano. La insignificancia del hombre a veces y la grandeza de sus actitudes, otras. La pequeñez del egoísmo, la mezquindad de la manipulación, la tiranía del poder o el control. Más que riqueza, control. Sobre la vida y la muerte.

En su árbol genealógico encuentro bárbaros y feroces guerreros como Sikrosio y Volodioso. Ancio, Bancio, Cancio, Dancio, Encio, Funcio seis toscos hermanos cuya envidia y mezquindad provocan su propia aniquilación. Almíbar no podía ser más que dulzura y bondad, aunque en mi opinión, aderezado con un punto de impersonalidad. Reconozco al hijo que cualquier padre deseara, en Predilecto. Con Ardid descubrí la inteligencia, la astucia, la sagacidad. Aunque el ejercicio del control absoluto, tanto del presente como del futuro, de lo físico y lo moral, cuestionará la eficacia de sus artimañas. Tontina me devolvió a la infancia. Alrededor del árbol de los juegos, de la mano de viejos conocidos, retomé el gusto por la fantasía, la incoherencia, la inconsciencia. Con la Ondina me resulta familiar la coincidencia de erotismo y sensualidad con la idiotez más absoluta. Gudulina, la reina Urdska… espero no dejar a ninguno en el tintero.

Por último nuestro protagonista, el Rey Gudú. Alguien diseñado para el triunfo. Valeroso, audaz, indestructible, predestinado a pertenecer a ese selecto grupo a los que sus hazañas los conducen a la inmortalidad. Su madre urdió hasta el último detalle para que su hijo fuera grande entre los grandes. Incapacitándolo para el amor lo concibió invencible protegiéndolo así del sufrimiento. Sin embargo no todo es controlable. El destino posiblemente tenga la última palabra.

Una saga familiar que disfrutar y que puedes encontrar en nuestra Biblioteca

Mª Carmen Díaz Pérez. Biblioteca de Industriales y Politécnica.

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