Umberto Eco: De la rosa nos queda únicamente el nombre. Bibliotecarios de ficción en la Lectura de la semana

En el año 1980, Umberto Eco, escribe su primera novela alcanzando un gran éxito. Se trata de “El nombre de la rosa”, un libro que se ha convertido en un clásico de la literatura. No es de extrañar su popularidad, ya que la obra se estructura en una trama que une a la perfección filosofía, historia y género policíaco. La realidad es que engancha fácilmente, a pesar de su profundidad.

El argumento se desarrolla  en torno a la investigación realizada por fray Guillermo de Baskerville y su novicio Adso de Melk, a causa de los crímenes que se desarrollan en una abadía. El misterio se encuentra encerrado en la Biblioteca, donde se custodia un libro que es capaz  de matar a todo el que lo lea.

Quizás, para algunos, resulte un tanto manido que siempre que se trate de biblioteca y literatura salga a relucir esta novela. Yo creo que no, que sigue siendo la obra más emblemática del género-¿Qué diríamos si no del Quijote, siempre ejemplo de novela de caballería?-  Para una bibliotecaria, como es mi caso, su lectura no solo me proporciona satisfacción si no también conocimiento. Por ejemplo, el personaje de Jorge de Burgos, un bibliotecario inflexible, contrario a la risa, censor y convencido que los libros son "un mal" que hay que custodiar pero no leer, es todo lo contrario a lo que un buen profesional debe ser: “un buen aliado para los usuarios”. 

Después de leerme la obra, llegó a mis manos la "Apostillas al Nombre de la rosa", un librito de pocas páginas donde el autor cuenta cómo y por qué escribió la novela y también como resolvió los problemas técnicos que encontró. Recomiendo su lectura, sobre todo  para aquellos que quieran averiguar las claves de esta historia y solventar los interrogantes que se hayan quedado en el aire.

1986, Jean Jackes Annaud, con el mismo título, dirigió la película basada en esta novela. En Málaga la estrenaron en el Cine Atlántida, un cine que estaba en la Calle Refino y que derribaron para hacer un aparcamiento. Su recuerdo, para los malagueños, también está ligado a una historia lúgubre: En 1983 atracaron  a la cajera, de 19 años, y le pegaron un tiro en el corazón.

Debo decir, que la película no solo no me decepcionó, si no que me gustó mucho. En líneas generales creo que la adaptación no fue nada fácil, y supuso un reto para el director, del que salió muy bien parado. El guión  no se ajusta exactamente al libro, pero lo considero un acierto, ya que las disertaciones sobre  religión, hubieran hecho que la cinta fuera demasiado lenta. Sin embargo, consigue mantener la profundidad y reflejar con detalle la atmósfera oscura de la Edad Media. La caracterización de los personajes, del Monasterio y de la Biblioteca, es impresionante; además quiero resaltar la interpretación de Sean Connery, como William o Guillermo de Baskerville, un gran actor, que hasta entonces solo lo teníamos asociado a las películas de aventuras del Agente 007: “Bond, James Bond”.

Quizás la mejor forma de terminar esta reseña, sea con aquella frase, un tanto misteriosa, con la que Umberto Eco cierra la historia: "Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos”, es decir: “De la rosa nos queda únicamente el nombre”.

Tanto la novela como la película, están en la Biblioteca, y también puedes encontrar: “La apostilla al Nombre de la rosa” para completar más esta fantástica historia

Dolores Acosta Mira. Biblioteca General

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