POETAS Y PROFESORES (VII): LA “POESÍA FEMENINA” (Mujeres, de Esther Morillas)

Con solo tres poemarios publicados, Memoria de rafia (1987), Algunas ciudades (1994) y Mujeres (2001), Esther Morillas, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UMA, ha conseguido hacerse un hueco en el difícil y complicado mundo de la “poesía femenina”. Denostada por algunos y defendida por otros, no parece haber  un consenso claro en la consideración de si la poesía escrita por mujeres tiene unas características que le son propias y que la singulariza frente a la poesía masculina, o bien la distinción entre hombres y mujeres no basta para que haya maneras diferentes de enfrentarse al quehacer poético (quizás fuera necesaria una cata “a ciegas” entre los críticos de uno y otro signo para derribar la enorme cantidad de prejuicios acumulados a lo largo del tiempo). Si bien es cierto que tanto los poetas como las poetas utilizan para su trabajo un mismo material: la palabra (tan frágil y tan dúctil), no es menos cierto que las experiencias (culturales, pero también vitales) de las que cada sexo parte caminan muchas veces en paralelo (aunque eso mismo podría afirmarse de todos los poetas, independientemente de su sexo).

Y Esther Morillas, que titula Mujeres su último libro (no sin valentía, por el riesgo de caer en el tópico de la corrección reivindicativa), da un paso adelante y, sin subrayados, sin pretensiones y, lo que es más importante, sin ideas preconcebidas, nos deja algunas claves (si no fundamentales, al menos, ilustrativas) que pueden servirnos para que nos acerquemos de forma natural a la poesía escrita por mujeres (que no poesía femenina).

Los veinte poemas que componen el libro funcionan a modo de diario de una mujer (cualquier mujer) enfrentada a una vida y a unas emociones que no acaba de comprender del todo: Hay mil maneras de entender el mundo, / y a veces entiendes secretos que ignorabas: / la pasión, por ejemplo, la avidez / de los coleccionistas, que parecen tan tristes. A través de esa sencilla cotidianeidad que la poeta va desgranando de forma paulatina y no sin ironía (pintarse las uñas, pasear y observar, reunirse con los amigos, ir al gimnasio…), y de las agudas reflexiones que la acompañan, asistimos a la reconstrucción (o quizás sería mejor hablar de construcción) de una repetida historia de amor (y también de la perplejidad que suele producirnos la constancia de que “el otro” sigue un camino que le es propio): ¿Eres el mismo si cambias de amores / que entretienen tu vida (…)? // Qué raro verte en los brazos de otra. El miedo al vacío, la necesidad de las amigas, el reconocerse en otras mujeres, la indefinición del sentimiento amoroso… van sucediéndose en breves y (aparentemente) sencillos poemas que suelen acabar en acerados versos (muchas veces epifonemas) e irónicos sesgos de sentido: Acuérdate de mí, le digo, / cuando lo dejo solo. // Yo sé que piensa en mí sin darse cuenta.

Y es esa transparente levedad que no desdeña hablar de las diferencias entre hombres y mujeres (Caminan distinto las mujeres, / y los hombres caminan junto a ellas) ni del dolor producido por la ausencia (Tengo treinta y un años y quiero / que vuelvas a casa) la que hace que nos encontremos ante un poemario lleno de verdad literaria, la que nace de la conjunción entre su realismo cotidiano y los atinadísimos (por su actualidad) recursos utilizados: populares e irónicas citas intertextuales (en títulos como “Independence day” o “Himno al sol”), renovadas antítesis (Es verdad que nunca y siempre / son palabras que acostumbran / a repetir los amantes) o barrocas y humorísticas paradojas (Y el bar de cerca del cementerio / lleno de brindis y de cáscaras de gambas).

En fin, veinte poemas que pueden leerse como una novela breve (eso sí, llena de sugerencias) y que funcionan mucho mejor leídos como un todo: las reflexiones de una mujer que, enfrentada a un exilio geográfico y vital, acaba por convertir su experiencia en literatura. Y la literatura en vida.

Y es que la verdadera “poesía femenina” se encuentra mucho más allá del panfleto, la pasamanería o las tisanas de media tarde. Por favor, no se pierdan el poema titulado “Cuando sea anciana”.

Antonio Aguilar. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, Doctor en Filología Hispánica y Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Málaga. Dramaturgo y poeta... nos presenta esta semana la poesía de Esther Morillas. Poesía para descubrir el fondo de una mujer.

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