Reunión en el restaurante Nostalgia, de Anne Tyler
Volvemos a repetir con Anne Tyler, la autora de El turista accidental, esta vez con una novela anterior, que publicó en 1983 y en la que "ha construido un mundo en el que cada lector encontrará su propia historia".
La protagonista es Pearl, una mujer de 85 años que en su lecho de muerte comienza a recordar los momentos importantes de su vida. Es así como nos trasladamos a su juventud, cuando todos habían creído que se quedaría soltera y conoció a Beck Tull, ella con 30 años y el con 24. Tras un matrimonio precipitado, durante los seis primeros años no tuvieron hijos y las mudanzas fueron frecuentes, a causa del trabajo de Beck. Entonces llegó Cody, el alborotador, un hijo difícil, que tras caer enfermo, empujó a Pearl a buscar un hijo de repuesto. Y así llegó Ezra, tan dulce y torpe que partía el alma, siempre con su rostro sereno. Y luego llegó Jenny, la niña, a la que vestirla y peinarla le divertía tanto.
Pero tras veinte años de convivencia, un domingo Beck anunció que no deseaba seguir casado y los abandonó, sin más explicaciones.
En aquel entonces ya vivían en Baltimore y los niños tenían catorce, once y nueve años. Pearl no les contó nada a sus hijos, tal vez por orgullo o quizás por protegerlos, y después de todo, Beck siempre estaba de viaje y pasaba mucho tiempo fuera. Y así pasaron los meses, los años, y ella sola educó a sus hijos como mejor supo, pero olvidándose de darles cariño.
Cody es ahora un hombre adulto falto de afecto y muy ambicioso, que recuerda a su madre como una mujer malhumorada, dura e inflexible, y de la que trata de alejarse a toda costa. Jenny es insegura e incapaz de encontrar la felicidad. Y Ezra, el favorito de su madre, es el único que parece disfrutar de la vida entre las cuatro paredes de su restaurante, donde la familia se reúne, o lo intenta. Ya que siempre que se reúnen pasa algo y nunca consiguen llegar al final de la comida.
“Solo nos tenemos los unos a los otros –decía Ezra para justificar una de sus comidas eternas-. Tenemos que mantenernos unidos; nadie más tiene nuestro pasado”.
La novela carece de un desarrollo lineal, ya que mezcla pasado y presente con sueños de la protagonista , y dedica cada capítulo a un personaje, construyendo así una visión amplia de la vida de esta peculiar familia. Es para leerlo despacio y sumergirte en la vida cotidiana de estas personas, en sus sentimientos y sus relaciones.
En la Biblioteca la encontrarás.
La protagonista es Pearl, una mujer de 85 años que en su lecho de muerte comienza a recordar los momentos importantes de su vida. Es así como nos trasladamos a su juventud, cuando todos habían creído que se quedaría soltera y conoció a Beck Tull, ella con 30 años y el con 24. Tras un matrimonio precipitado, durante los seis primeros años no tuvieron hijos y las mudanzas fueron frecuentes, a causa del trabajo de Beck. Entonces llegó Cody, el alborotador, un hijo difícil, que tras caer enfermo, empujó a Pearl a buscar un hijo de repuesto. Y así llegó Ezra, tan dulce y torpe que partía el alma, siempre con su rostro sereno. Y luego llegó Jenny, la niña, a la que vestirla y peinarla le divertía tanto.
Pero tras veinte años de convivencia, un domingo Beck anunció que no deseaba seguir casado y los abandonó, sin más explicaciones.
En aquel entonces ya vivían en Baltimore y los niños tenían catorce, once y nueve años. Pearl no les contó nada a sus hijos, tal vez por orgullo o quizás por protegerlos, y después de todo, Beck siempre estaba de viaje y pasaba mucho tiempo fuera. Y así pasaron los meses, los años, y ella sola educó a sus hijos como mejor supo, pero olvidándose de darles cariño.
Cody es ahora un hombre adulto falto de afecto y muy ambicioso, que recuerda a su madre como una mujer malhumorada, dura e inflexible, y de la que trata de alejarse a toda costa. Jenny es insegura e incapaz de encontrar la felicidad. Y Ezra, el favorito de su madre, es el único que parece disfrutar de la vida entre las cuatro paredes de su restaurante, donde la familia se reúne, o lo intenta. Ya que siempre que se reúnen pasa algo y nunca consiguen llegar al final de la comida.
“Solo nos tenemos los unos a los otros –decía Ezra para justificar una de sus comidas eternas-. Tenemos que mantenernos unidos; nadie más tiene nuestro pasado”.
La novela carece de un desarrollo lineal, ya que mezcla pasado y presente con sueños de la protagonista , y dedica cada capítulo a un personaje, construyendo así una visión amplia de la vida de esta peculiar familia. Es para leerlo despacio y sumergirte en la vida cotidiana de estas personas, en sus sentimientos y sus relaciones.
En la Biblioteca la encontrarás.
María del Mar Barrios Rozúa, Biblioteca de Turismo
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