"El extranjero" de Albert Camus. Leído en otros blogs

Clásicos de hoy: Esos libros que han pasado ya a formar parte los imprescindibles aunque no haga tanto tiempo que se escribieron. Eso es lo que te traemos este mes del blog de nuestro admirado Siroco. ¿Qué mejor muestra de novela eterna que ésta de Camus? Para que lo compruebes, la puedes encontrar en la Biblioteca de la Universidad... y en las Públicas, si te pillan más cerca.

Primera novela publicada en 1942 por el que fuera escritor francés de origen argelino y Premio Nobel de Literatura en 1957 y que falleció en 1960 con solo 47 años.

Comienza la novela con la una triste noticia para el protagonista Meursault:

“Hoy, mamá ha muerto. O tal vez ayer, no sé. He recibido un telegrama del asilo: “Madre fallecida. Entierro mañana. Sentido pésame”. Nada quiere decir. Tal vez fue ayer.”

Ya desde el inicio de esta corta y contundente novela, Camus declara las intenciones que impregnarán toda la historia: la incertidumbre, la indiferencia y el absurdo ante la existencia. Expuesta con frases cortas y desnudas, nos relatará la alienación del individuo ante la moral imperante, lo que se dio en llamar el existencialismo, cuyo tuvo su máxima interpretación en Jean Paul Sartre. También es indudable la influencia de Nietszche y su nihilismo, es decir, la falta de creencia en cosa alguna.

Nuestro protagonista, Meursault será autor del asesinato de un árabe, mediante cuatro balazos que le llevarán desde una playa hasta el calabozo y finalmente a ser ejecutado.

Todo es circunstancial y sin embargo se le juzga como un extraño, como un hombre sin sentimiento ni emoción, como un extranjero. Camus refleja magistralmente la angustia de la existencia en ese sol que arde en sus mejillas y que se le reproduce tanto en el entierro de su madre como en la playa el día del crimen:

“El fuego del sol ardía en mis mejillas y sentía las gotas de sudor acumularse sobre mis cejas. Era el mismo sol del día en que enterré a mamá y, como entonces, me dolía sobre todo la frente y todas sus venas batían a un tiempo bajo la piel. Esa quemadura que no podía soportar me hizo dar un paso hacia delante”.

Es el momento en que el árabe sacó un cuchillo y se produjo lo irremediable: los disparos.

Un libro imprescindible para conocer una época que, en cierta manera, aún subsiste, en el sentido de sentirnos extranjeros en una sociedad conducida al extrañamiento.