“Como la sombra que se va” de Antonio Muñoz Molina. Leído en otros blogs


Nueva visita al blog de Siroco. Un lugar interesante y variado que nos ofrece recomendaciones de lectura muy acertadas entre otros contenidos igualmente atrayentes. De ahí nos traemos hoy la recomendación de la semana: Antonio Muñoz Molina. Calidad, siempre, como todas las lecturas de nuestro querido colaborador. Puedes comprobarlo, como siempre, en Siroco - Encuentros y amistad, en nuestra Biblioteca y en la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía.


“Siempre hay algo que hace que salte la chispa” afirma Antonio Muñoz Molina. El comienzo de una novela siempre es imprevisible. En “Como la sombra que se va” el detonante surgió cuando el escritor leía una biografía de Martin Luther King y descubre que su asesino James Earl Ray tras el magnicidio en el Lorraine Motel de Memphis el 4 de abril de 1968, pasó diez días por Lisboa antes de ser detenido en el aeropuerto de Heathrow el 6 de junio.



Lisboa es parte de la vida de Antonio Muñoz Molina, allí en 1987 cuando era un auxiliar administrativo del Ayuntamiento de Granada y ya  padre de dos hijos, recaló para inspirarse en la novela que le granjeó tantos adeptos y el Premio Nacional de Literatura: “El invierno en Lisboa”, eso fue tras llamar la atención de Pere Gimferrer por sus artículo escritos en el Diario de Granada y que recogió en el libro “Robinson Urbano”.

La coincidencia llama tanto la atención del escritor que decide investigar más sobre todo lo que rodeó al asesinato del líder negro, la huida y la estancia en esa ciudad ajada y maravillosa como es la capital lusa.

“Como la sombra que se va” son dos libros en uno conectados de forma realmente extraordinaria. En uno de ellos la historia, la investigación del hecho histórico descrito, en otro una lección práctica de cómo se escribe una novela, la historia misma del escritor que acude tras tantos años a recordar su viaje, su otra huida. Es el encuentro de dos prófugos, con razones distintas, pero que al fin y al cabo se encuentran en los mismos espacios geográficos y en la misma soledad.

La prosa de Muñoz Molina, siempre envuelve porque es verdadera, siempre atrae porque es magnética, siempre asombra porque está llena de curiosidad contagiosa. Sobre todo, lo que es la prosa del escritor de Úbeda es entrañable, determinada por la coherencia: Úbeda, Granada, Madrid, Lisboa, Nueva York son las piezas de un puzzle que crece y crece sin parar pero siempre armoniosamente:

“La Rua dos Douradores desemboca en una calle  por la que pasan los tranvías que ahora sé que es la Rua da Conceiçao. Es esa hora en la que están a punto de cerrar comercios como de capital de provincias antigua, mercerías, papelerías como las que yo frecuentaba en mi ciudad natal, en octubre, al salir de clase, a principio de curso en el instituto, iluminadas en el anochecer que ya llegaba antes, recibiéndolo a uno con la calidad de un aliento humano que oliera a tinta, a papel y a madera.

Como tengo algo de tiempo aún entro en una de ellas. Hay un instinto que lo guía a uno a través del azar para que encuentre las cosas que más van a gustarle. Encuentro unos cuadernos de sólidas tapas de cartón, con lomos de tela, cosidos con hilo, con hojas de papel recio, pero no demasiado suave. Abierto entre las manos ese cuadernos tiene de pronto la consistencia de un libro futuro, una promesa de palabras escritas de la primera a la última página, como el tirón anticipado a una historia que ya está pidiendo ser escrita antes siquiera que se sepa algo de ella”.


Como dice Antonio Muñoz Molina “El comienzo de una historia siempre es imprevisible”.

Comentarios

Entradas populares