"El hombre duplicado" de José Saramago

"El hombre duplicado" de José Saramago plantea un motivo literario no del todo nuevo, puesto que ya tenemos referencias del mismo en autores como Dostoievski (en su obra "El doble"), el mismo "Doctor Jekyll y Mister Hyde" que dio celebridad a Robert Louis Stevenson, o "El retrato de Dorian Gray" de Óscar Wilde. Tal cuestión es la que se ha dado en llamar de manera más o menos extendida con el vocablo alemán 'dopplegänger', que en español podríamos adoptar, aunque no es una traducción literal, como 'sombra'.

El célebre escritor portugués reedita, pues, este concepto en nuestro siglo XXI mediante la creación de Tertuliano Máximo Afonso, un profesor de Historia solitario que un buen día, viendo una película de vídeo que le han recomendado, se fija en la presencia en la misma de un actor de reparto con un sorprendente parecido físico a él. Este descubrimiento trastornará una vida hasta ese momento relativamente apacible, conduciéndolo por una senda en la que no nos vamos a adentrar en esta reseña porque nos parece necesario para el pleno aprovechamiento de la obra que sea el propio lector el que la experimente.

No obstante sí sería oportuno establecer una previa consideración formal. La prosa de Saramago, en la mayor parte de sus ediciones, resulta de primeras bastante indigesta, por su ausencia casi total de puntos y aparte. Tanto en esta como en otras novelas del autor que nos han llegado adaptadas por su pareja, Pilar del Río (como 'La caverna' o 'Ensayo sobre la ceguera'), predomina una narración de cierto tinte filosófico, y cuando aparecen diálogos, que también se producen y son un recurso imprescindible para el desarrollo de la trama, no están dispuestos en diferentes líneas y precedidos de sus rayas de diálogo, como suele ser habitual, sino que se integran en la historia en bloque, separados simplemente por una coma y la letra mayúscula de la primera palabra que pronuncia el interlocutor. Esto puede resultar incluso desmoralizante en los primeros capítulos, pero no se trata más que de acostumbrarse, de tal forma que a medida que se avanza en las páginas, al final se produce una comprensión plena y natural de esta forma diferente de contar las cosas.

Por lo demás se ha de hacer también alusión al reducido número de personajes que intervienen en esta historia. Tan solo nueve, si contamos a algún animal doméstico, se podrían citar como importantes, y alguno de ellos aparece una única vez. No son necesarios más, de hecho, para dar profundidad a una narración que se va hilando de forma relativamente lenta al principio pero que llega a tener incluso pasajes de cierta acción a partir de su segunda mitad.

José Saramago es un autor de sobra conocido por todos, tanto por quienes se han acercado a sus obras, como por los que no. Sin embargo confieso que no recordaba que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1998. Me lo ha recordado la solapa del ejemplar, que he visto con posterioridad a la lectura de 'El hombre duplicado', escrito ya después de la concesión de este reconocimiento. También he observado navegando por Internet que existe una película americana basada en este libro, cuyo título es 'Enemy', que se estrenó diez años después y que está protagonizada por el actor Jake Gyllenhaal, un dato que puede resultar de interés para lectores cinéfilos.

Paco Alba. Biblioteca de Arquitectura y Bellas Artes

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