El enredo de la bolsa y la vida. Eduardo Mendoza en la Lectura de la semana
Los aficionados al
peculiar personaje con dotes detectivescas creado por Eduardo Mendoza
estamos de enhorabuena. Tras haber sido sorprendidos por su aparición hace ya
más de tres décadas (¡cómo pasa el tiempo!) en El misterio de la cripta embrujada (1979); haber disfrutado de su
pronta consolidación en El laberinto de
las aceitunas (1982); y haber asistido a su resurgimiento con La aventura del tocador de señoras
(2001), ahora podemos regocijarnos con El enredo de la bolsa y la vida (2012),
donde nuestro compañero de lecturas ha madurado y se adapta a la complicada
coyuntura actual.
Fuera ya del sanatorio
mental en el que llevó a cabo sus primeras peripecias, y en situación de
prolongado malvivir, nuestro protagonista se encuentra con una invitación para
asistir a la proclamación como honoris causa del doctor Sugrañes, médico que lo
trató en su reclusión, lo cual le llena de satisfacción. Allí se encuentra con
Rómulo el Guapo, un viejo compañero de fatigas, que le propone un interesante y
clandestino negocio. Pese a su resistencia inicial a aceptarlo, acabará
viéndose envuelto en el fregado de seguir la pista de un profesor de yoga, y
para desenvolverse con soltura en él tirará de diversos individuos con enorme
capacidad de movimiento en el submundo que habitan, a los cuales llama, de
hecho, “profesionales acreditados”, entre los que se encuentran un timador
denominado ‘el Pollo Morgan’, un mimo africano llamado Kiwijuli Kakawa, pero al
que todos conocen como ‘el Juli’, y personajes de similar calaña que se les
irán uniendo circunstancia tras circunstancia.
Si bien resulta
siempre un poco injusto e irreal establecer comparaciones en este sentido,
especialmente cuando estamos hablando de una saga de novelas que se prolonga ya
por espacio de tantos años, con todos los cambios que ello conlleva en la forma
de vida de las personas, quizás (es una opinión muy personal) El enredo de la bolsa y la vida supere
ligeramente el nivel alcanzado por sus otras tres novelas del detective. La
historia parece haber sido considerada de una forma mucho más oportuna, a lo
que ayuda sin duda su contextualización en la actualidad de un país en crisis,
lleno de bazares chinos como el de Lin Siau o de establecimientos de hostelería
decadentes como ‘El rincón del gordo soplagaitas’ o ‘Se vende perro’. Esta
plena situación de la narración en nuestros días se remata, además, con
peculiares referencias a la actualidad política en cuyos detalles no entraré,
con el fin de mantener la sorpresa en el lector.
Otro foco de
atracción que la serie mantiene en todo su esplendor en esta cuarta entrega es
el estilo absolutamente hilarante. En la peculiar forma de escribir de Mendoza,
llena de una especie de prosopopeya humorística que resulta plenamente apta
para todo tipo de público y que permitirá aprender vocabulario a espuertas a
cualquier persona con un mínimo de interés en el particular, reside gran parte
del éxito de estos libros. Hace unas semanas tuve la oportunidad de ver en la
televisión una entrevista al autor con motivo de la publicación de esta novela,
y era curioso comprobar cómo se quejaba, con un punto de amargura, de que sus
novelas serias (puso como ejemplo Mauricio
o las elecciones primarias, publicada en 2006), lejos de tener una
repercusión similar a la que nos ocupa, se encontrasen tristemente abandonadas
en el balance general de su obra.
En definitiva, una
novela muy recomendable, tanto si se ha leído alguna de las otras tres como si
se quiere empezar por ella a profundizar en las vicisitudes de este cutre y
mísero investigador, y de camino, disfrutar de 17 capítulos y 267 páginas de
buena y divertida lectura.
Puedes encontrarla en la Biblioteca, junto con más obras de este autor.
Reseña realizada por Francisco Antonio Alba Cabello.
Totalmente recomendable, me divertí mucho leyéndola. Mendoza nunca defrauda.
ResponderEliminarMagnífica reseña, tanto el resumen como la valoración de la obra. Así dan ganas de leer!!!!
ResponderEliminarEstupenda reseña.
ResponderEliminarA mí también me ha encantado la novela.
Me han gustado todas las que he leído de este autor. No hace mucho leí "Mauricio o las elecciones primarias", "Riña de gatos", y "Tres vidas de santos". Todas me han gustado mucho.
Pero es que con las obras cómicas además de disfrutar de la lectura, te ríes, y a veces eso es lo que necesitamos todos. Además de las del detective, leí "Sin noticias de Gurb" y "El asombroso viaje de Pomponio flato". Muy recomendables para echar un buen rato.
Pero ésta, "El enredo de la bolsa y la vida", me parece la mejor de todas las "cómicas".
Gracias, Rocío por tu comentario. Estamos de acuerdo en lo buenos que son nuestros colaboradores. ¡Gracias a ellos, también! Nunca nos cansamos de agradecer que nos escojan para publicar sus reseñas.
ResponderEliminarY tanto anónimo como MV al comentar lo divertida que es esta obra y lo conveniente del repaso a la obra de Mendoza: uno de los grandes de nuestra lengua, sin duda.