Lectura de la semana: El héroe discreto de Mario Vargas Llosa
La última novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto, nos acerca a los héroes
que no llevan capa y antifaz, esos que no poseen poderes sobrenaturales. Seres
anónimos que realizan proezas cotidianas y que tal vez nunca conocerán la
gloria pero sí el respeto.
Situada en su Perú natal, en El héroe discreto, Vargas Llosa nos
ofrece el panorama de un país emergente y próspero, pero no por ello exento de
corrupción y criminalidad. Aunque, en palabras del propio escritor, el tema de El héroe discreto “no es sólo la corrupción, el cinismo, sino la decencia". La historia se estructura en dos narraciones
paralelas, con alternancia de capítulos, que confluyen casi al final del
relato.
El héroe al que alude el título de la novela,
es en primer lugar Felícito Yanaqué, pequeño empresario del transporte en la
ciudad costera de Piura. Pequeño en su modestia y en su insignificante
presencia física, pero Felícito es también un hombre hecho a sí mismo,
exigente, cumplidor y, ante todo, con una inquebrantable fidelidad a sus
principios. “Nunca te dejes pisotear por nadie”. Este consejo que, como un
mantra, se repite continuamente Felícito es la única herencia que recibió de su
padre y que lleva hasta sus últimas consecuencias al no doblegarse ante las
exigencias económicas de una banda de extorsionadores. La investigación
policial del chantaje permite a los lectores fieles de Vargas Llosa
reencontrarse con el Sargento Lituma.
La segunda narración nos traslada a Lima.
Allí, el acaudalado propietario de una empresa de seguros, Ismael Carrera, lleva
a cabo una meditada venganza contra sus hijos, vagos, derrochadores, abusones y
codiciosos, ávidos por que el padre muera para heredar, y contrae matrimonio
con Armida, la empleada doméstica, a la que lleva a un viaje de novios de
ensueño por Europa y nombra heredera universal de sus bienes. En este punto
se enlazan las historias de ambos personajes al ser Armida hermana de
Gertrudis, la esposa de Felícito Yanaqué.
A Vargas
Llosa le cuesta desprenderse de sus creaciones y aprovecha la ausencia de
Ismael durante su luna de miel para dar protagonismo a otros personajes que,
como Lituma, se resisten a no aparecer también en esta novela: Rigoberto, gerente
de la aseguradora y a quien ser testigo de la ceremonia nupcial acarrea no pocos
problemas o su todavía sensual esposa Lucrecia, madrastra del ambiguo adolescente
Fonchito, protagonista a su vez de una trama secundaria que le relaciona con un
intrigante personaje, Edilberto Torres.
El heroísmo de Ismael no difiere, en el fondo, del de Felícito, pues ambos arriesgan su seguridad y la de los suyos por salvaguardar su independencia y dignidad, por mantener la integridad y la decencia a cualquier precio. De la misma manera, los rencores y rencillas familiares, las traiciones domésticas y las relaciones paterno-filiales están presentes en las dos tramas. La lealtad, uno de los ejes de la novela, es puesta a prueba continuamente y de ahí surgen nuevos héroes y heroínas: Don Rigoberto, el incondicional chófer Narciso o la adivinadora Adelaida.
Es indiscutible el dominio de nuestra lengua de Vargas Llosa. La prosa, plagada de peruanismos, está cuidadosamente hilvanada con diálogos entrecruzados y saltos en el tiempo que agilizan una lectura de la que podrás disfrutar en nuestro catálogo Jábega junto a muchas otras obras del Nobel Mario Vargas Llosa.
Juana Doncel Jiménez. Sección de Adquisiciones, P.I. e Inf. y Referencia
Intachable reseña del último de Vargas, la verdad es que me encuentro entre los seguidores del peruano, y lo leeré lo más pronto posible.
ResponderEliminarUn saludo
Un maestro como Vargas Llosa no podía faltar en nuestro blog, y hemos aprovechado la recentísima publicación de su última novela. Más adelante llegarán también Pantaleón, Lituma o la Fiesta del chivo. Es que somos adictas a todo lo que escribe. ¡Qué placer!
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