Un árbol crece en Brooklyn. Betty Smith

Empecé a leer “Un árbol crece en Brooklyn” con gran expectación. Su éxito y reconocimiento le precedían, por lo que me aseguraba unos días enfrascada en una lectura que de seguro no me decepcionaría.

Desde el comienzo, su autora me sumerge rápidamente en la historia.

Sin que los acontecimientos resulten atropellados o abrumadores, hay una sucesión natural y espontánea, aunque a la vez interesante e inesperada que capta mi atención y despierta mí interés. Es quizás debido a su manera intimista de compartir un relato que destila esperanza y contiene la autenticidad, el alma de lo que se ha vivido. 

El caso es que la historia de los Nolan me atrapó nada más empezar. 

Situada en las primeras décadas del siglo XX centra su acción en la vida de una familia de inmigrantes y lo que para ellos suponía el sueño americano. “En mi país, el hombre pertenece al pasado, pero aquí, en América, puede mirar al futuro. Hay esperanza”.

El primer guiño de la autora lo encuentro en el paralelismo creado entre la vida de Francie y el árbol que crece en el patio de su casa. Algunos lo llamaban el árbol del cielo. Tanto el uno como la otra subsisten en un territorio hostil donde su ansia de vida y progreso les capacita para, con unos recursos casi inexistentes, salir adelante más allá de lo esperado o previsible. 

Betty Smith nos ilustra también sobre la moralidad de la época: la intolerancia, la perversión del kiosquero, el matriarcado de las familias, el alcoholismo de John, la rebeldía, la pasión y la libertad de Sissy. 

Tampoco se olvida de los acontecimientos y los avances tecnológicos que sacudieron a los habitantes de Brooklyn por aquellos años: el voto femenino, La ley seca, la construcción de automóviles baratos, aeroplanos, cinematógrafo, telégrafo sin hilos, la electricidad, la anestesia, el baile. Y lo más importante, que muchas de estas cosas estarían al alcance del obrero.

Uno de mis puntos preferidos, es el inciso que hace sobre la educación. No solo porque su autora pone de manifiesto la importancia que esta supone en el progreso de cualquier pueblo. Sino porque valientemente, muestra como la que se da en ese momento, es tremendamente plana, restrictiva, manipuladora, unidireccional. A veces reflexiono con preocupación sobre ello. “El aprendizaje tan tempranamente dirigido y tan exento de espontaneidad termina siendo muy limitado. A la vez, pienso que nos arrebata algo que es tan valioso como el conocimiento, las ganas de poseerlo”

En mi opinión, una novela con una belleza y profundidad equiparables, situada en un momento y lugar que han sido retratados detalladamente y con una perspectiva personal.

Tan solo quizás el final, comentaron algunas compañeras de lectura, supo a poco en comparación con la intensidad de la obra. Aunque si he de ser sincera, para mi gusto quedó perfecto.

“Tal vez –pensó Francie- no me quiera tanto como a Neeley. Pero me necesita más que a él y quién sabe si ser necesitado no es casi tan bueno como ser querido. Quizá sea mejor”

Una preciosa historia que puedes encontrar en nuestra Biblioteca.

Mª Carmen Díaz Pérez. Biblioteca de Industriales y Politécnica. 

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