PROFESORES Y POETAS (IV): EL HUMANISMO SOLIDARIO (Puerta del mundo, de Francisco Morales Lomas)
Aunque no puede obviarse que la poética defendida por el manifiesto humanista tiene su punto de partida en el conocido principio “La poesía es un arma cargada de futuro” y que, por tanto, resulta deudora de la poesía social que imperó en la España de los años 50 y 60; existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre ambas: frente al compromiso “social” del pasado siglo, el humanismo solidario se inclina por el compromiso ético y personal (sin olvidar el literario) de cada uno de sus integrantes.
A esta corriente reivindicativa pertenece Puerta del mundo (2012), último poemario publicado por Morales Lomas. Sendas citas de los poetas Ángel González, Octavio Paz y W. H. Auden, sirven de puerta de entrada al texto, así como de declaración de principios y afinidades.
Aunque el tono general de los 33 poemas que lo componen (donde predominan los versos alejandrinos y endecasílabos, a veces en asonancia) es apesadumbrado, gris o incluso melancólico, la palabra que abre el libro (tomada de la cita de Ángel González) es expresivamente luminosa: “esperanza”. Una oportuna manera de señalar a los lectores el camino a seguir. Además, muchos de los poemas finalizan con uno o dos versos que, como faros en una densa niebla, iluminan fugazmente el texto gracias a una imagen brillante: “Desnudo y libre en el zumbido / que despide la alondra de la lluvia”.
Puerta del mundo es también un homenaje (implícito o explícito) a parte de la gran poesía en español (especialmente la de voces comprometidas) de la primera mitad del siglo XX gracias a las emotivas citas intertextuales: Antonio Machado sobrevuela en el poema que comienza “cielo azul de mi infancia”, y el eco del mejor Juan Ramón Jiménez (aunque también el de César Vallejo) resuena en versos como “me iré una mañana de sol y candelas”.
Pero quizás los dos poemas que mejor pueden servirnos como ejemplo del tono del libro y de su finalidad ética sean “Paraíso cerrado para muchos” (otro homenaje intertextual) y “Los hombres duros se alimentan del rescoldo…”, ambos con espléndidos finales.
En el primero, el “yo poético”, después del viaje realizado a través de una vida siempre incierta, aguarda a las puertas del mundo con la esperanza de que esté al llegar la regeneración buscada: “Tan grande es / mi hambre y tan frágil mi tristeza”.
El segundo poema abunda en el tópico de los “hombres duros”, todavía presente en muchos sectores de la sociedad, “Sufren el embate de las olas pero se dejan / querer, porque son duros (…) Son hombres duros que no se agotan en el caos / y sobre su historia siempre hay algún monólogo, / algún acto heroico con estatua”, para llegar finalmente a un espléndido último verso (casi un epifonema) que, con un sesgo irónico, da su verdadero sentido al texto: “Protégeme, maestro, de tanta fortaleza”.
Un poemario, en definitiva, que, muy lejos del panfleto y la soflama, pone en cuestión muchas de las “verdades” que han ido instaurándose (casi sin darnos cuenta) en el conjunto de nuestra sociedad: la importancia del éxito, la obligación de ser feliz, el alejamiento de los ciclos naturales…, todo aquello contra lo que el Humanismo
Antonio Aguilar. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, Doctor en Filología Hispánica y Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Málaga. Dramaturgo y poeta... Y la persona que nos descubre poetas y poemas que puedes encontrar en la Biblioteca. Francisco Morales Lomas y su Puerta del mundo es el de esta semana.
Muchísimas gracias, Antonio. Que una persona tan preparada como tú realice este trabajo para "con otros poetas" es muestra de tu generosidad y afecto. Un abrazo fuerte. Morales Lomas
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