La invención de Morel. La intriga fantástica de Adolfo Bioy Casares
Una isla desierta (mmm, punto a favor). El protagonista que llega a ella. (bien). No es un náufrago, sino un prófugo (bueno, vale)... Y aquí se acaban todos los puntos que coinciden con mi lista de imprescindibles en las historias de abandonados a su suerte.
Sigo leyendo en los resúmenes de editoriales: "...en la isla han aparecido otros seres humanos..." de los que se esconde y a los que observa. Mucho mejor. Hay algo en esas pocas líneas que me atrae: misterio, alucinación... Buen trabajo, el de los publicistas que escriben estos resúmenes, porque hace que comience a leer con curiosidad lo que en un principio me recordaba al Pedro Páramo de Juan Rufo (con la que no tiene nada que ver).
Y es que en esta historia, las cosas no van claras en ningún momento. Empezando por el título (un enigma hasta bien pasada la mitad del título), pasando por el protagonista, y terminando por el misterioso grupo de personas que, de repente, aparecen por la isla.
En realidad, cuando se avanza en la lectura vamos descubriendo Un relato fantástico, tremendamente original en el que nada se intuye y que, a la postre, nos habla del amor imposible e inalcanzable, de la vida y la muerte, de trascender a nosotros mismos y de parar el tiempo para vivir en la eternidad.
Un libro que sugiere mucho y que llama a la reflexión. Creo que lo volveré a leer, porque seguro que hay mucho más en él.
Remedios Herrera Gutiérrez. Servicio al usuario
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