Pamela / Shamela: virtudes guardadas y perdidas

La historia de Pamela siempre me ha parecido un pestiño. Nada de atractivo puede tener la historia moralizante de una joven que sufre lo indecible para conservar su virtud. Sobre todo cuando el final feliz no puede faltar de ninguna manera: tantas fatigas deben tener su recompensa. La verdad es que la novela de Richardson no es tan pacata como parece y la protagonista debe soportar insultos, humillaciones, acoso, ataques e intentos de violaciones para conservar el único activo que le queda a las jóvenes de familias venidas a menos: la virginidad. El texto pretendía enseñar el valor de la moral, pero se encontró con detractores que lo tacharon de perverso y de no ser digno de los ojos de ninguna mujer.

Por otra parte, hubo quien la consideró como yo antes de leerla: un pestiño con exceso de moralina inaguantable. Una noñez digna de ser objeto de parodias que, como no, ponga de relieve la hipocresía de la historia original. La más conocida de ellas es Shamela, publicada en 1741 (solo un año después de la aparición del original) y que presenta a la pacata protagonista como una intrigante cuyo único objeto es apropiarse de los fondos de su amo, aunque para ello tenga que casarse. Las aventuras de Shame van en función de lo que pueda conseguir y no en proteger una virginidad que ya no necesita ser gurardada.

Pam/Shame son las dos caras de una moneda; virtud contra vicio. Personalmene, me ha gustado mucho más la parodia. Pamela que, pese a tener muchas virtudes, no se adapta bien al modo de pensar de hoy. Me horroriza ese final en el que la recompensa de la moza pasa por el bodorrio con su acosador. Prefiero Shamela. La desvergonzada tiene las cosas claras y, aunque no comulgue con su actitud, los malos me han parecido siempre más atractivos. 


Remedios Herrera. Servicios a Usuario

Comentarios

Entradas populares