La lectura de la semana: Todas las miradas del mundo, de Miguel Mena.

A través de la colección Conspicua, en la editorial Suma de letras, el periodista Miguel Mena nos trae su última novela, ‘Todas las miradas del mundo’, publicada a principios de este año 2013.


Nos retrotraemos al año 1982 y al Mundial de Fútbol, único celebrado hasta la fecha en España. En una de las sedes, Málaga, se van a celebrar partidos de tres selecciones: Escocia, la Unión Soviética y Nueva Zelanda. De la concentración de esta última desaparece John Dammers, intermediario del Comité Organizador, por lo que el inspector Mainar, con amplia experiencia en secuestros, es destinado desde Madrid para encabezar la investigación y coordinarse con Navas, su colega autóctono. Paralelamente, un comando terrorista se mueve por la capital de la Costa del Sol con el fin de aprovechar una cita deportiva internacional tan señalada para reivindicar sus propósitos nacionalistas.

Varios son, pues, los ingredientes que el autor ha decidido mezclar para elaborar su obra. Dos de ellos, con los que yo ya contaba previamente, y que de hecho fueron los que me animaron a leerla, no pasan de ser meramente circunstanciales: de un lado, la ciudad de Málaga como escenario, que demuestra conocer bien a pesar de no haber nacido ni residir en ella; y de otro, el balompié, que sirve de motivo para dar lugar a todo lo que ocurre.

El resto, que en el fondo, intuyo, son la base real que le lleva a vertebrar esta historia, los fui conociendo a medida que me adentraba en sus páginas. Tiene un papel relevante la política internacional, ya desde los primeros compases, y cobra un protagonismo mucho mayor aún el terrorismo vasco, en una época en la que España lo estaba sufriendo especialmente. No faltan además otras formas menores de delincuencia, como el carterismo o ciertas agresiones de tinte xenófobo. Y como siempre que hay malos, aparecen en contrapunto los buenos: sin que se pueda catalogar estrictamente como una novela policiaca, nos encontramos ante un relato que no sería posible sin policías y sin sus circunstancias familiares.

El estilo del escritor madrileño es fresco y dinámico. La brevedad de la mayoría de capítulos y el uso en muchas ocasiones del presente y del pretérito perfecto compuesto dan una enorme vivacidad a lo que se cuenta e invitan a prolongar una lectura más breve de lo que parece, que pasa casi sin darnos cuenta.

Pero el mérito real, más allá de construir una estructura narrativa con presentación, nudo y desenlace, quizá fuera conseguir mezclar tantos ingredientes, y a priori tan heterogéneos, sin que la cosa chirriara. Y en mi opinión se logra tanto un propósito como el otro, por lo que, técnicamente, el libro presenta una buena factura. Otra cuestión es el contenido, y ese afán por mezclar sucesos que históricamente ocurrieron en realidad, y están documentados, con otros que solo existen en su pluma, lo que puede suscitar cierta confusión. Ahí es donde comienza tu papel, lector, y donde acaba esta recomendación a adentrarse, tal y como Miguel Mena nos propone, en este mundo y en todas sus miradas. 

La tienes a tu disposición en la Biblioteca General, para que la leas y la disfrutes.

Francisco A. Alba Cabello

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