Los años de peregrinación del chico sin color. Haruki Murakami es la Lectura de la semana

¡Qué difícil me resulta hacer reseñas de Murakami! Hay siempre mucho que contar, y me cuesta ordenar mis pensamientos para decir algo coherente y que dé noción (aunque vaga), de lo fantásticos que son sus libros. Sus novelas son únicas y muy originales con un pequeño matiz de irrealidad que sirve para distanciar la vida diaria de la narración y para resaltar más los objetivos las búsquedas que constituyen sus tramas. Historias complejas, paralelas muchas veces, y con pequeñas disgresiones que convergen al final como una sinfonía muy bien orquestada y que dejan muy satisfecho al lector.

En ésta que os presento hoy, la más realista (quizá) que le he leído, comenzamos la lectura con el hecho más importante de la vida del protagonista ya pasado: los amigos han abandonado a Tsukuru. Le han comunicado que no quieren tratos con él y éste se ha sumido en la desesperación y en el deseo de muerte. Tres meses pasa en una oscuridad de la que sale renovado y cambiado, pero vacío por dentro. A partir de ahí, vamos asistiendo a una vida que no ha buscado alternativas a los amigos perdidos y que no ha tratado tampoco de averiguar los motivos de su expulsión del grupo. Parálisis del alma, es una expresión bastante de adecuada para lo que le sucede. Hasta que dieciséis años después conoce a Sara, la mujer de la que se enamora y la que le hace ver que necesita cerrar las heridas para poder tener una vida como la de los demás. Es entonces cuando Tsukuru, sin mucho empeño, comienza la búsqueda de respuestas que le devuelva a la normalidad y a una vida junto a ella. Encontrar a sus antiguos amigos y averiguar los motivos de su abandono quizá sea la clave para que Sara no lo deje.

En este libro, el punto que marca la distancia entre el protagonista y los demás personajes es el color. Tsukuru está rodeado de gente que lleva un color entre los caracteres de su nombre. Sus cuatro amigos son Rojo, Azul, Blanco y Negro. Y hay más. Está también Gris, un amigo que hizo tras salir de la depresión, un tanto filósofo, que también desapareció de su vida. Pero él no tiene color. Su nombre significa "el que crea" y tiene habilidad para crear: es arquitecto de estaciones de tren, pero ésto le plantea una mayor diferencia con respecto a todos aquellos que le importan. Quizá, ser el "chico sin color" sea realmente lo que lo separa del mundo y la causa de que todos aquellos que alguna vez le importaron le hayan abandonado. 

Murakami es siempre un soplo de aire fresco. Sus novelas sorprenden a quienes las leen. En un panorama editorial con exceso de lecturas fáciles, el autor japonés rompe normas y presenta historias (muchas veces paralelas) que crean adeptos -y adictos- a sus obras. Sus libros, además, vienen con banda sonora. Si en 1Q84 (una obra maestra) era la Sinfonietta de Janáček la que marcaba los tempos culminantes de la historia, en Los años de peregrinación del chico sin color es Liszt quien sirve de hilo conductor. Los años de peregrinaje, Primeros años: Suiza es la encargada de guiar la narración y de darle título, además de reforzar la relación entre los personajes con color y la devoción de Tsukuru por ellos.

Una propuesta doble, pues, para esta semana: leer a Haruki Murakami en nuestra Biblioteca, y oir Los años de peregrinación, de Liszt, que también te encantará. ¿Qué tal, los dos a la vez? Liszt y Murakami: la unión perfecta para una tarde de lectura.

Remedios Herrera Gutiérrez. Sección de Adquisiciones, Préstamo Interbibliotecario e Información y Referencia.

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