Andalucía para comérsela, de Enrique Sánchez. La lectura de la semana

Vivimos una auténtica fiebre del arte culinario. A la lluvia de estrellas Michelín y otros premios internacionales conseguidos con justo merecimiento por tantos cocineros españoles, se suma el éxito de programas y concursos de TV dedicados a la cocina y que nos contagian las ganas de ser auténticos Chefs Ramsey o Chicotes con tan malas pulgas como ganas de buen yantar.

El cocinero Enrique Sánchez, popular gracias a sus intervenciones televisivas en Canal Sur, nos presenta en su libro Andalucía para comérsela, más de cien recetas tradicionales de las de casa, con hondas raíces andaluzas, de esos platos que ya hacían nuestras abuelas o nuestras madres antes de que el fast food nos arruinara el sentido del gusto.

En principio podría parecer éste un libro de cocina más, editado al amparo de la popularidad televisiva del joven cocinero andaluz, sin embargo, lo novedoso de este recetario es que de cada plato nos presenta dos versiones: la tradicional y la evolucionada, es decir, la de toda la vida y aquella que podemos usar para impresionar a nuestros comensales haciéndoles creer que somos aventajados pupilos de Arzak o de Adrià.

Gracias a Enrique Sánchez podemos, por ejemplo, hacer un atún encebollado tal cual lo disfrutamos en alguno de los buenos bares de tapas de Barbate o presentarlo con un toque de nouvelle cuisine acompañado con pimientos del piquillo confitados al laurel, ¡casi nada!

Hoy la Biblioteca de la Universidad de Málaga nos invita a cocinar platos que todos conocemos bien, como nuestro gazpachuelo malagueño o nuestra porra antequerana, y a acompañarlos con un rico conejo con tomate o un pescaito frito con ensalada de pimientos asados… y todo ello presentado con un toque actual; dicho de otra manera: cultura que se come.

Pablo Martínez. Biblioteca de Turismo

Comentarios

  1. Somos la única especie que cocina sus alimentos. También la única que escribe y lee. Comida que se lee. Lectura para comérsela. Muy buena elección.

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    1. Hemos acertado, pues, con esta reseña. Convertir el necesario alimento en un placer doble (el de la lectura y el de saborearlo con fruición) era una asignatura pendiente en nuestro blog. Por fin nos hemos quitado la espinita. ¡Y con los sabores de nuestra tierra, ni más ni menos!

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