Oso, de Marian Engel. La pasión que rompe la imagen de la bibliotecaria, es la Lectura de la semana
Mi colega de esta novela es joven todavía, y tímida. No sigue mucho la moda ni le importan los peinados, y se dedica a su trabajo con ahínco. Parece muy seria y formal: un modelo a seguir en cuanto a pudor y pundonor; un ejemplo, vamos. Y cuando se le encarga de inventariar una herencia que recibe su institución se desplaza al campo dispuesta a realizar un impecable trabajo. Como siempre.
Cuando llega a la casa que debe inventariar se encuentra con :
- un extraño modelo de arquitectura, que la fascina
- una colección de libros y documentos interesantísimos
- un oso al que debe cuidar
Aquí se rompe el molde. La imagen de la bibliotecaria formalita que esconde el fuego de su cuerpo tras unas gafas es una aportación clásica de la ficción erótica. Tanto moño, tantas gafas no pueden ser buenas y algo debe remover el interior de quienes se dedican a profesión tan seria y tan cultural. Y si esa bibliotecaria es de mediana edad (o se le acerca), peor debe ser. Esta no es una novela que podamos asignar al género más placentero aunque en su tiempo fue un escandalazo, pero nuestra protagonista demuestra ser también ejemplo de este otro estereotipo de profesional de la biblioteca.
Por lo pronto, descubrimos que está ya un poco cansada de mantener relaciones sexuales con el director de la biblio en su despacho (una vez a la semana desde hace bastantes años) y que aceptar el encargo que la aleja de la ciudad es un paso para romper una relación que ya no le satisface.
Luego está Oso. La seria Lou no puede evitar establecer un contacto emocional con el plantígrado del título. Emocional y físico, porque lo que ella desea es la satisfacción que le puede proporcionar su peludo amigo. Amante. Su peludo amante. Algo hacen, pero en el fondo, Oso no puede darle todo lo que a ella le gustaría y la relación se vuelve algo frustrante para la chica, que busca alivio pasajero en un hombre que se le pone a tiro.
No quiero contar más de la trama. No quiero decirte si la vieja india que todo lo sabe está enterada de la verdad de la relación entre esos dos seres tan dispares. En este sentido solo puedo añadir que esa relación cambia la vida de Lou.
Tampoco quiero dar interpretaciones. Es fácil buscar metáforas (sobre el amor no correspondido, o el deseo no consumado, o los destiempos del amor...) pero cuando lo leí no reflexioné sobre él. No busqué dobles sentidos ni significados profundos escondidos en una historia que, para mi, es solo de un amor desigual y de una filia sexual rara de encontrar en un libro.
Pero quizá tú le encuentres más miga, y por si acaso, te dejo la novela en la Biblioteca, para que opines qué te parece. Eso si. Me encantó
María Remedios Herrera Gutiérrez. Servicios al usuario
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