POETAS Y PROFESORES (XI): LA INTERTEXTUALIDAD Y EL JUEGO DE HACER VERSOS (Autología, de Carmen López)
Carmen López, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UMA, pertenece a ese grupo de poetas que apuestan por la imagen y la sugerencia antes que por la argumentación o el discurso. Prueba de ello es la completa antología de su obra, Autología, seleccionada por ella misma (de ahí el título, tan representativo de su singular poética) y publicada en 2015 por la dinámica editorial malagueña El Toro Celeste: “Quiero nacerme guacamayo / y enredarme los colores entre lianas de una selva / sacudida siempre por el verde, / surgir flor fugaz falaz belleza / o gota que la baña cursimente…”
Esta Autología, además de recoger un nutrido grupo de poemas de sus tres libros anteriores, Geografía del silencio (1999), Balance de negros (2008) y Escalas (2012), incluye también algunos inéditos no publicados en libro (aunque sí en revistas o antologías).
La poética de Carmen López tiene su apoyo fundamental en procedimientos que pueden parecer opuestos: de un lado los recursos propios de la poesía popular (anáforas, repeticiones, paralelismos…, al igual que Bécquer, un poeta en las antípodas); de otro, los más agudos juegos de palabras (la mayoría de ellos basados en la intertextualidad y/o el extrañamiento); a ello habría que añadir otras soluciones que resultan más cercanas a las vanguardias (desde la falta de signos de puntuación, hasta la creación de atrevidos neologismos o el hallazgo de imágenes nuevas y sorprendentes): “Qué aparatajes tan siniestros / para mover el mundo / qué causa sin partida / qué ganado de infraespecies / qué faz terremotada / qué tez sin refrigerio / y yo con invitados.”
Este brillante fuego de artificio podría llevarnos a pensar que la obra resultante, al subrayar los aspectos más lúdicos de la lengua, se asienta en la concepción de la poesía como un juego que exige una gran pericia técnica y cuyo resultado final puede llegar a ser más o menos ingenioso, sin otras exigencias. Pero nada más lejos de la realidad.
Tras ese primer y sonoro estallido (y los engañosos y humorísticos finales), las palabras de la poeta esconden todo un mundo personal de reflexiones, dudas e inconfesables atracciones (fundamentalmente la del abismo o vacío existencial). Porque Carmen López no olvida que la misión fundamental de la poesía (con independencia de los medios utilizados para lograrlo) es llegar a ese inefable (y efímero) temblor interno al que difícilmente tenemos acceso en nuestra vida cotidiana: “Como la eternidad se exhibe / para que la muerte exista // así yo muestro mis muñecas / para que existan las vendas / para que el golpe sea / algo más / que una herida / que tirita.”
Pero lo que mejor define la poética de Carmen López es el recurrente y sabio uso de la intertextualidad en su sentido más amplio. Muchas veces solo se entiende por intertextualidad el recurso de acudir en la propia escritura a textos literarios más o menos conocidos con la intención (muchas veces irónica) de establecer secretas complicidades con el lector (“Por qué doblan las campanas / cuando la vida resta / y repta recta...”), pero también podemos hablar de intertextualidad cuando se juega a retorcer textos populares (como frases hechas o refranes) para dotarlos de nuevos significados mediante el efecto sorpresa de un sesgo de sentido (una forma de extrañamiento muy utilizada también por poetas como Manuel Alcántara): “Tengo un cajón de lastre / en el que guardo / cada dolor / …”
Estos procedimientos sirven a la poeta para ahondar (sin perder nunca la ironía) en la perplejidad ante la propia existencia: el amor, la duda, el dolor o el vacío, se yerguen de esta manera como metáforas esenciales de la trayectoria vital del mundo contemporáneo: “Una llaga en el dedo no hace muerte / pero un dedo en la llaga / hace grito / un grito para tumbar lápidas / de puro efecto dominó.”
Aunque, eso sí, siempre podemos encontrar una tabla de salvación de la que colgarnos: “Es inútil que busque otras cosas / un buque atado a un puerto / un minúsculo huerto de buganvillas enormes / la sonrisa de un niño al amanecer / esas cosas que aprendía en las terapias / que si el día a día solo se soporta con las pequeñas / bellezas / es inútil / porque solo concibo la vida / cuando me arranco las vides del pecho / y te arranco una risa con lágrimas y todo / enormes como uvas.”
Antonio Aguilar. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, Doctor en Filología Hispánica y Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Málaga. Dramaturgo y poeta... nos acerca a los juegos en verso de Carmen López.
Muy buena crítica, y extraordinaria escritora
ResponderEliminarNos encantan. Leemos con mucho placer las críticas de Antonio Aguilar, que invitan a leer y releer la obra de los poetas. Esta autora está, además, entre nuestras favoritas.
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