“La doble hélice” de James Watson. Leído en otros blogs

Que a nuestro amigo Siroco le gusta la Ciencia, ya lo sabemos. Es por eso que recurrimos a él y a su blog (Siroco Encuentros y amistad) cuando queremos ofrecer libros que despierten nuestro interés por el mundo que nos rodea. No te puedes perder este que habla de cómo se descubrió nuestra esencia: el ADN. Somo siempre, puedes encontrarlo en nuestra Biblioteca, y también en la Pública más cercana a tu casa.

El 25 de abril de 1953 la revista Nature, publicaba un artículo de dos jóvenes científicos: El inglés Francis Crick y el norteamericano James Watson anunciaron el descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico, ADN en español. Fue un anuncio que se consideró muy notable pero que al fin y a la postre significó uno de los hitos de la Ciencia con mayúsculas.

A raíz de dicho descubrimiento se formuló como se reproducían los caracteres hereditarios de un individuo a otro. Determinándose que la estructura de las proteínas dependían de ese código genético constituido por una cadena de nucleótidos y cuatro bases nitrogenadas que se disponían cono las palabras de un libro, del libro de la vida distinto en cada ser vivo. 
Producto de las investigaciones en 1962 se concedió el premio Nobel a dichos investigadores.

En 1968, James Watson publicó este libro llamado “La doble hélice” en el que cuenta los pormenores y detalles del descubrimiento. Es, llamémoslo así, una novela del descubrimiento, las anécdotas, vivencias de laboratorio y de universidad, fiestas y discusiones contadas por el científico que solo tenía 25 años cuando se produjo el descubrimiento.

Aparecerán por este diario personajes interesantísimos como Linus Pauling, Rosalind Franklin, Maurice Wilkins o Max Perutz, los que más o menos directamente influyeron en el acontecimiento. Destaco sobre todo a la cristalógrafa Franklin que obtuvo la mejor foto del ADN y que fue básica para la determinación de la estructura.

Esta edición que he leído de Alianza editorial es del año 2000 que fue cuando leí el libro. Vuelvo a releerlo ahora en el 2017 y recupero mi afición a la ciencia, seducido por las moléculas orgánicas que siempre tanto me atrajeron desde mi juventud.

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